La
rueda de su bicicleta
Un día normal,
las risas volaban y el aire danzaba con las miradas lejanas... Miraba al cielo,
era un día como otros, el día caía en el horizonte, mientras el ocaso le
abrazaba y se despedía con la luz del sol. El pelo de ella era corto, al igual
que el tiempo, el sentimiento, los momentos y el instante. Todo es tan rápido
que no vemos que todo va y viene, sentía que la noche me abrazaba tan fuerte
que asfixiaba mis pensamientos, que la música consolará un día de abundante
cansancio, que todo se iría mientras nos arropamos en la cama con el consuelo
de esperar ansiosos a un nuevo día; pero las noticias desgarradoras llegan en
los momentos más inesperados... Odiaba los teléfonos solo por una llamada, odiaba
el recuerdo solo porque lastimaba y odiaba desesperadamente el adiós que jamás podré
decirte.
Miré la luna
buscando un consuelo de aquella realidad tan horrible, mientras recordaba tu abrazo
cálido, cuando me decías que la luna era hermosa, recordé tantas cosas que a la
vez no eran nada; Él cielo sintió mi destrucción interna y lloró al ver tal
dolor.
Corrí escapando
de la pena que me quería ahogar, corría de aquella noticia que jamás podré
aceptar, corría del tiempo que paro ante aquel espejismo, corría de mí mismo. El
tiempo chocó contra mí al igual que la realidad de la vida corta que se va en
un suspiro sin dejarme reaccionar, corría descalza intentando buscarte
entremedio del recuerdo, volver a abrazarte y gritarte que te quiero, pero todo
se acaba en aquel suspiro y jamás podré decirte tantas palabras o expresarte
tantos sentimientos; decirte que te extraño y darte las gracias por apoyarme,
nunca me despediré, pero los caminos se tienen que separar y es mi momento de
aceptar que tienes que volar a otro lugar. Dejarme aquí para aceptar que los
días se terminan, que el tiempo se aburre y la bicicleta se oxida, siento mi
alma vacía al no poder hacer nada, las horas pasaron y nada consolaba mi cruda
realidad.
Las caras de los
familiares intentaban encontrar aquella sonrisa que se desvaneció tan rápido
como aquel tiempo que se durmió junto a su mirada, la pena inundo mi corazón.
Y tal vez... solo tal vez podría
retroceder un día, para volver a abrazarte más fuerte, ya que fui la última que
te pudo sentir, mientras te gritaba que las cosas podrían ser mejor, que un abrazo
y un te quiero amargo cambiarían algo... Y en el momento que iba a hacerlo, se
va como las estaciones de año, como el día y la noche.
Aún siento como
mi corazón logro parar el tiempo, como intenté correr pero no podía hacerlo,
como te busque mientras me perdía en el intento, como tengo que decirte adiós y
nunca poder hacerlo.
Saturno
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